viernes, 1 de septiembre de 2017

defensa del arte vivo

entre pincelada y calada,
esgrafiado o mirada,
acabó por confesarnos
(con un latido ronco,
         transido de incertidumbre),
la creciente desazón que
le provocaban los museos,
("silos repletos
de telas suspensas,
con la belleza
aún palpitando en las alas"),
que precipitaban sus tanteos,
               obsesiones y reflexiones
hacia la oscuridad, la languidez,
                                             el silencio...

6 comentarios:

  1. Gracias por un nuevo texto, Nadie. Y feliz retorno!

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    1. Gracias por sus palabras. Como buenos náufragos mediterráneos, nunca nos vamos del todo. Vagamos, tanteamos, nos dilatamos buscando nuestro espacio...

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    2. Como el náufrago metódico que contase las olas que le bastan para morir;
      y las contase, y los volviese a contar, para evitar errores,
      hasta la última,
      hasta aquella que tiene la estatura de un niño y le cubre la frente,
      así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo de cartón en el baño,
      sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
      sino en las cosas que yo más quería.

      Luis Rosales, "Autobiografía"

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    3. Hermosos versos. Solo espero no ser tan duro conmigo mismo como para no naufragar nunca en el método. Hasta pronto, estimada M.T.

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  2. Belleza privada de contexto, que tiende a desvalorizarse por acumulación. Claro que habrá también quien prime el sentido práctico, conveniente, y piense que el protagonista del poema es un romántico.

    Un saludo cordial

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    1. Totalmente de acuerdo con su doble reflexión. De hecho, creo que es la que mejor explica el texto. Por otra parte, tal vez habría que tener en cuenta cierto contraste que se puede establecer entre la experiencia del proceso creativo y el destino final de lo surgido de él. Un cordial saludo.

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