domingo, 1 de julio de 2012

Porno policial (y #4: ¿Libertad de opinión y de reunión en España? ¡JA!)

Hoy ponemos fin a esta miniserie, que comenzó, como bien sabéis, a medio camino entre la chufla y lo sobrio. Simplemente se trataba de articular un entremedio entre la denuncia de algunas actuaciones policiales que cruzaban los límites permisibles de lo legal y lo moral, y unos títulos provocativos que ejercieran de cebo para algún porn photo hunter despistado. Pero hemos de reconocer que nos hemos cansado del jueguecito (y eso que no habéis sido pocos los hunters que habéis picado y lo seguís haciendo a diario -basta con comprobar a mano derecha en qué lugar del pódium de la bitácora figura "Porno policial"-).

O más valdría decir que nos han cansado, agotado. No vamos a negar los diversos miembros de la bitácora que, a pesar de contar con algún amigo o conocido en los cuerpos de seguridad, todo aquello que tiene que ver con individuos armados a sueldo del Estado, siempre nos ha producido cierto recelo. Si bien este prejuicio, digamos innato, ha ido evolucionando en los últimos meses hacia una perversa combinación de rabia, temor y asco a partes iguales, conforme los diversos cuerpos policiales -especialmente sus unidades antidisturbios- se entregaban con creciente saña y fruición a la labor de brazo ejecutor del cambio de paradigma social perpetrado por los nuevos inquilinos del poder.

Os dejamos aquí dos de sus últimas actuaciones, que vienen a unirse a la comentada este último jueves en "Correspondencias #5". Las hemos escogido porque ambas conculcan de raíz dos derechos fundamentales, recogidos no sólo por la Constitución, sino por la Carta de los Derechos Humanos (¡Qué viva España!). La primera, además, responde al carácter "pillados in fraganti", que siempre hemos privilegiado en "Porno policial": http://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/28/valencia/1340885888.html. (por cierto, fantástico el mural de Vinz Feel Free, que figura como imagen de esta entrada).

La segunda es despreciable en extremo, no sólo por la actuación policial en sí (no se aprecia en las fotografías disturbio alguno que justifique la presencia de ¡24 unidades! de la UIP, y sí a un niño puesto contra la pared ¿presto a su identificación?), sino por la complicidad que en ella tuvo ese simoníaco impenitente que atiende al nombre de Antonio María Rouco Varela, verdadero Torquemada no solo de ateos, agnósticos o laicistas, sino -mucho nos tememos- de gran parte de sus propios correligionarios: http://www.publico.es/espana/438776/rouco-pidio-policias-para-desalojar-de-la-almudena-a-los-desahuciados y
http://fotograccion.org/wp/2012/06/fotos-occupyalmudena-desahuciadxs-se-encierran-en-la-catedral-de-la-almudena/.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ruleta rusa