lunes, 19 de marzo de 2012

νηπενθές #2, LFD (lysergic fernández díaz)

Sea finalmente el tal νηπενθές opio o maría, éxtasis o anfetamina, jamás podrá competir, me temo, con ese flamante complejo vitamínico de ribetes psicotrópicos e igualmente olvidadizos (llamémosle LFD), que sin duda debió de estar detrás de la inspirada comparecencia ante el Congreso del pitufo ministro del Interior el jueves pasado.
Verdadero flipe en colores, cubo de Rubik en 100 dimensiones, esta vez el porno no lo protagonizaron las tropas sino el mismísimo gerifalte, que no tuvo ningún rubor en defender y disculpar las infames cargas policiales de que fueron víctimas el mes pasado los chavales del IES Lluís Vives de Valencia, convertidos por arte y magia del folletín del señor ministro en poco menos que campeones del terrorismo callejero organizado.

La intervención, a pesar de su remarcada voluntad de objetividad ("La primera obligación de cualquier representante público es actuar desde la objetividad"), no escatima algunos momentos estelares en los que la procaz justificación se vuelve vuelo; el vuelo, trascendencia cínica, digo mística;  la mística, sutil alucinación; y la alucinación, huida por la gatera. (Y todo ello sin que el prócer recurriera al vídeo probatorio prometido, que finalmente quedó en la recámara, en lo que se me antoja -para qué engañarnos- innoble recurso de tahúr farolero.)
Yo lo que le pediría, estimado señor ministro, es que no se guardara el LFD para usted solito. Vienen tiempos nefandos (en gran parte propiciados por su excelencia y demás conmilitones) y los "salados de la tierra" necesitaremos todo tipo de ayudas para volver a ver la vida de color de rosa. Es más, se me ocurre que un lugar ideal para la venta pública del LFD podría ser la levantina cadena Merca-mola, donde según parece, también últimamente sufren todo tipo de visiones y euforias inusitadas cada vez que se menciona la palabra "china" (uy, perdón: China).
Sepa, por otra parte (y ya acabo, señor ministro, no se me vaya a otro blog), que mientras no suceda tan feliz acontecimiento, aparte de mi natural frustración, se habrá ganado el honor de convertirse en Gespenster del mes (y eso que la competencia, en estos tiempos de emprendedores/depredadores, es notable). Cordialmente,

Nadie

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